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Una generación de farmacéuticos volcada en la comunidad

“Los farmacéuticos: Cuidando de ti”. Bajo este lema se celebra el 25 de septiembre el Día Mundial del Farmacéutico, iniciativa a la que se suman países de todo el mundo para reconocer el trabajo de estos profesionales en la prevención de las enfermedades y en el seguimiento de los tratamientos.

Y es que el papel del farmacéutico, un “nexo de unión entre el paciente y el médico”, trasciende el de mero dispensador de medicamentos para transformarse en una figura volcada en la comunidad. Con esta filosofía de base -recuerda José Manuel Santamaría, farmacéutico de Farmacia Santamaría- su padre (con el que además del nombre comparte su pasión por esta profesión) fundó una botica allá por el año 78 en un pequeño pueblo riojano de apenas 300 habitantes. Ya desde entonces, el ánimo de innovación y de servicio a la comunidad se impuso tras el mostrador con la apertura de unos laboratorios, relata José Manuel.

El pueblo tenía la particularidad de albergar un conocido balneario que requería de tratamientos y curas específicos para las distintas dolencias de quienes lo visitaban. Estas necesidades llevaron a su padre a trabajar con fórmulas magistrales para preparar ungüentos y pomadas para masajes, cremas solares, cosméticos con plantas medicinales, concentrados y elixires que se empleaban como broncodilatadores para problemas respiratorios y un largo etcétera. La fama de los tratamientos traspasó las fronteras del balneario y del pequeño pueblo. Hoy día las fórmulas magistrales de los laboratorios de Farmacia Santamaría se distribuyen en toda España.

Aunque con los años la farmacia se trasladó a Granada, no ha perdido su principal seña de identidad: la cercanía en la atención. No ha sido difícil extrapolar esta filosofía a una ciudad, ya que “las farmacias no dejan de ser establecimientos de barrio”. Para hacerlo más fácil, cuentan con “un equipo humano muy bueno” en el que cada trabajador está especializado en un área determinada: Cosmética, Infantil, Higiene Dental y Óptica, Especialidades, Dietética y Nutrición o Vida Sexual e Higiene Íntima, entre otras, concreta José Manuel, para el que de esta forma es posible ofrecer un servicio “más personalizado y centrado en las necesidades específicas de cada paciente-cliente”.

La innovación sigue siendo -según detalla- una de las piedras angulares de Farmacia Santamaría, que cuenta con modernos equipos para análisis facial y capilar, entre otros. “A mi padre siempre le ha gustado estar a la vanguardia tecnológica para aportar calidad a la atención al paciente. Fue pionero en la introducción del robot dispensador de medicamentos, sobre el año 98. Él quiso fundar una farmacia con una superficie amplia para que fuese dinámica. Contamos, con esta idea, con un espacio muy versátil, que no requiere reformas anualmente para adaptarse a las nuevas demandas y necesidades. Eso nos ha permitido incluir una sección exclusivamente orientada a los deportistas, por ejemplo. Estamos incorporando además el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) de Medicamentos, ideado principalmente para pacientes polimedicados que necesitan tratar muchas patologías. En estos casos dispensamos estos dosificadores en los que tienen los distintos medicamentos diarios a modo de blister. Esta iniciativa supone una gran ayuda para personas mayores que pueden confundirse u olvidarse de la dosis”, subraya el especialista.

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José Manuel Santamaría, farmacéutico de Farmacia Santamaría.

Según destaca, la vocación de servicio a la comunidad ha llevado a Farmacia Santamaría a organizar numerosos talleres y charlas gratuitos sobre lactancia, masaje infantil, cosmética o uso de inhaladores, entre otros muchos, para “promover la educación sanitaria de la ciudadanía”. Para estas jornadas cuentan con la colaboración de expertos que imparten sesiones teórico prácticas sobre distintos aspectos de la salud muy útiles en el día a día de las personas.

Ayuda a las familias más necesitadas

La farmacia ha dado, por otra parte, un paso más allá en su implicación con el barrio con la creación de la Fundación Santamaría Pose, volcada en las familias más necesitadas de la zona. Con este propósito han abierto varios frentes. Por un lado ofrecen unas ayudas mensuales a las personas que atraviesan dificultades económicas, bien por estar en paro, por ser familia numerosa, etc. para que puedan adquirir medicamentos y productos farmacéuticos de primera necesidad de forma gratuita en la farmacia.

Por otro lado, organizan distintas iniciativas solidarias. Este año han financiado los desayunos escolares en Santo Domingo de Guzmán y se han donado pañales, potitos y otros productos infantiles de necesidad a la parroquia de Almanjáyar.

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La fundación Santamaría Pose ofrece ayudas mensuales a las familias más necesitadas del barrio.

La idea de promover una fundación surgió de observar la realidad que los rodeaba, relata José Manuel: “no somos solo meros dispensadores de fármacos. También estamos aquí para escuchar a las personas. Cuando la gente entra por la puerta te habla de su difícil situación. Entonces te das cuenta de que hay una necesidad en el barrio. Decidimos actuar de alguna manera e involucrarnos para tratar de ayudar a cambiar la cruda realidad por la que atraviesan muchos de nuestros vecinos”, detalla el farmacéutico, quien adelanta que la intención es que las ayudas que prestan actualmente “evolucionen” hasta cubrir al completo las necesidades de una familia, sin limitarse al apartado sanitario.

Con este propósito ya han organizado colectas para conseguir ropa, mobiliario u otros artículos para las familias que lo requieren. Se promueven así “redes solidarias” entre los vecinos, con lo que la farmacia deja de ser un mero establecimiento donde la gente coincide para comprar medicamentos y pasa a ser un espacio de participación ligado a la salud en su sentido más amplio.

Universo 2.0 para una mayor cercanía

No en vano la farmacia en general y el farmacéutico en particular representan un “pilar para la salud de la comunidad” que se distingue por su “cercanía” al tratarse de un agente sanitario “accesible a todo el mundo, ya que se encuentra en el barrio”, resalta José Manuel.

Con idea de reforzar esta cercanía, Farmacia Santamaría ha apostado por el mundo 2.0 para que sus servicios estén al alcance de todos con solo un click a través de las redes sociales, un canal que también permite resolver posibles dudas. Ahora ha comenzado además la venta de medicamentos online a través de su nueva web, lo que posibilita “una mayor accesibilidad” cuando por circunstancias personales no es posible acercarse a la farmacia, ya sea por falta de tiempo o por comodidad. Los pacientes pueden comprar de este modo fármacos con las máximas garantías de calidad, lo que evita riesgos para la salud asociados a los sitios web de venta ilegal, advierte.

Precisamente por sus garantías, Farmacia Santamaría cuenta con el distintivo de calidad de Aenor. Este sello se renueva cada año y junto a una auditoria externa acreditan que esta oficina de farmacia cumple los máximos requisitos de control en todos sus ámbitos: desde el personal, a los laboratorios pasando por la trazabilidad de los medicamentos, recuerda José Manuel, quien ha sido testigo de los cambios experimentados en su profesión en los últimos años.

“Respetando mucho la generación anterior, la actual tiene muy buenas ideas y una gran preparación. El farmacéutico ha evolucionado con los nuevos tiempos y se va adaptando con una constante formación. También en el caso de los técnicos. Nuestra plantilla, por ejemplo, realiza numerosos cursos online o presenciales para formarnos sobre medicamentos o productos nuevos. El acceso a más recursos ha propiciado que la obtención del título no suponga el punto y final del proceso de formación, sino el principio, ya que el reciclaje es continuo”.

De esta manera se “sigue trabajando por el paciente, ya que lo que demanda la sociedad es tener un buen servicio para lograr el mantenimiento de la salud”, sostiene el farmaéutico, quien resalta entre los retos futuros de la farmacia comunitaria “continuar mejorando” en pro de la calidad de vida de la ciudadanía.

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Sin olvidar este objetivo compartido, farmacia Santamaría mira al mañana con nuevos desafíos en su horizonte, como la inminente ampliación de sus laboratorios, anuncia José Manuel, que vivió su infancia rodeado de las anécdotas propias de toda botica, en la que no faltan bromas sobre la curiosa caligrafía de los médicos, a veces ‘galimatías’ a la altura de los jeroglíficos. En aquel entonces, no eran pocos los pacientes que acudían a la farmacia con el nombre del medicamento anotado en un papel. La compleja denominación de algunos y su similitud fonética con palabras más conocidas provocaba que alguno que otro solicitara suero filosófico, en lugar de fisiológico. O que hubiera que hacer de Sherlock Holmes para descubrir qué demandaban cuando pedían una “diadema” en lugar de un enema. Aquellos entrañables momentos forman parte de la historia de una familia que hoy día sigue enorgulleciéndose de integrar una generación de farmacéuticos volcada en su comunidad.