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Mi hijo no come…

¡Hola a todos y a todas! ¿Cómo va la vuelta al cole? seguro que tras las vacaciones habéis vuelto a la rutina de la casa, a las maratones por las mañanas para llegar corriendo a la parada, a coincidir en el baño antes de salir de casa…¡y a las comidas todos juntos en la mesa!
 
Pues de eso precisamente voy a hablaros hoy, de la lucha continua de los padres y madres cuando en casa tenemos un niño malcomedor. 

 

Foto HijoNoCome

“Mi niño no me come” es probablemente una de las frases que más a menudo oímos en boca de madres y padres…angustiados preguntamos a pediatras y amigos para saber cómo solucionarlo ya que todos los días tienen lugar en la mesa batallas para que los hijos se coman las verduras u otros alimentos que hayamos preparado.
 
Son situaciones bastante molestas porque después de estar trabajando todo el día y llegar a casa cansados, no es nada agradable ponerse a discutir para que tu niño se coma las espinacas. Como también es frecuente que, hartos de pelear, le dejemos comer lo que quiera con tal de tener la cena tranquila o bien, elijamos seguir insistiendo hasta que se coma lo que consideramos que se tiene que comer, a pesar de sus lágrimas y sollozos.

¿Por qué no comen?

Los niños pasan por etapas donde su apetito es escaso, no necesitan comer grandes cantidades de comida. Aunque a nosotros nos parezca una miseria, para ellos puede ser suficiente. Tenemos que pensar que u
n adulto puede negarse a probar bocado porque esté empeñado en lucir un cuerpo acorde a los cánones de belleza imperantes, pero a un crío aún no le pesan las normas sociales, por tanto, no se debe insistir en que el niño trague a toda costa.
 
Las causas, pueden ser de diferente tipo, por lo que es necesario que sea el pediatra quien determine el origen del problema en cada caso.
 
¿Cómo es el niño malcomedor?
 
El niño malcomedor se caracteriza principalmente por su mala actitud a la hora de comer, además de:
  • Comer poca variedad y poca cantidad de alimentos.
  • Raciones pequeñas y siempre el mismo tipo de alimentos.
  • Rechazo a probar alimentos nuevos o a alimentos como verduras y frutas (aunque los lácteos, suelen ser los únicos aceptados).
  • Comen con excesiva lentitud y normalmente con muchas interrupciones. Presentan una conducta fuera de lo normal durante la comida.
  • Muestran desinterés, en general, por la comida.
La mayoría de los padres y madres viven esta situación de inapetencia como un verdadero drama. Les invade un terrible sentimiento de culpa, pues piensan que no saben cumplir como padres y la hora de la comida acaba convirtiéndose en un calvario. En otros casos, se considera un deber atiborrar a al hijo y forzarle a que coma incluso cuando no tiene hambre. Cuando nos enfrentamos al temido niño inapetente el éxito no es que acabe el plato, si no que aprenda a comer con gusto y variedadLa comida no se puede convertir en un campo de batalla o en un circo de atracciones para distraer al peque y engañarle.
 
Consejos a seguir 
  • Elegir aquellas cocciones que le gusten y apetezcan, y que “escondan” el alimento que desagrada al niño, como las verduras. Se crea una asociación positiva y a largo plazo, les acaba gustando el alimento rechazado previamente.
  • Esmerar las presentaciones: utilizar pinchitos, brochetas, moldes…, conseguir formas y colores divertidos y atractivos y jugar con la creatividad.
  • Castigar y/o premiar mediante la comida es un error , ejemplos: “Si no te portas bien, para cenar tendrás pescado”. Desaconsejo rotundamente recurrir a este tipo de prácticas ya que el niño puede acabar relacionando el alimento con una experiencia negativa, como un castigo o una amenaza.
  • Es bueno halagar al niño cuando come bien, pero nunca compensar con recursos materiales (objetos, chuches, comida predilecta,… etc.) a cambio de comer bien.
  • No guardar la comida para la cena.
  • Ponerle en el plato sólo lo que suela tomar aunque sean tres cucharadas, si tiene hambre pedirá más.
  • No hay que forzar a los niños a comer, hay que respetar que coman cantidades pequeñas o que rechacen algunos alimentos.
También es conveniente:
  • Familiarizar al niño con la comida, animándole a participar en la lista de la compra, cocinando, poniendo la mesa o diseñando menús, crear el hábito en el mismo momento, lugar y manera.
  • Fomentar la autonomía del niño, dejándolo que coma solo y sin reprocharle el tiempo que emplee o que se manche.
  • Intentar realizar al menos una comida al día en familia.
  • Evitar distracciones como llevar a la mesa juguetes o ver la tele mientras se come.
  • No ceder a los chantajes, ni cocinar un menú distinto al que se ha preparado.
  • Mostrar siempre paciencia y firmeza.
 ¿Cuál es la solución?
 
La solución al problema es la educación alimentaria, es decir, lograr que el niño adquiera hábitos alimentarios correctos y que los siga toda su vida.
 
Los padres han de trabajar en inculcarle hábitos nutricionales sanos y para ello se requieren mucha perseverancia y paciencia, ya que puede resultar un largo proceso que podrá por fin consolidarse tras pequeños logros mantenidos.

¿Y mientras qué?

 
Hay que asumir que se precisará un tiempo de aprendizaje y, en el caso de que exista un aporte nutricional deficitario, será un muy buen recurso utilizar un suplemento alimenticio para que los padres estén más tranquilos y puedan ejercer mucho mejor una correcta educación alimentaria-nutricional.
 
Se podría optar por un alimento completo y equilibrado especialmente diseñado para niños entre 1 y 10 años que no comen , bien enriquecido en nutrientes esenciales, como PediaSure y Jelly Kids.
 
PediaSure proporciona al niño malcomedor el aporte nutricional necesario mientras el niño instaura hábitos nutricionales sanos, con nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, como el hierro, que ayuda al normal desarrollo cognitivo de los niños. Además, el niño disfrutará de su delicioso sabor. Pediasure se encuentra a la venta en polvo o bien en forma de batidospreparados. PediaSure no contiene ni gluten ni sacarosa aunque no es apto para niños galactosémicos.
 
Otra opción, es utilizar un suplemento para favorecer el apetito que además esté enriquecido con vitaminas y minerales, como es el caso de Jelly Kids Apetit, presente como jarabe, sin lactosa ni azúcar y fácil de administrar. Además, tiene un agradable sabor que el niño no rechazará.
 
Mi nino no come
 
Fátima