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Combate la depresión postvacacional

síndrome postvacacional
Vía Wikimedia by budgetplaces.com

Llega septiembre… después del tiempo de relax y desconexión del verano decimos adiós a las vacaciones para retomar la rutina laboral, los hábitos y responsabilidades cotidianos, un período de cambio no siempre fácil que origina con frecuencia el temido síndrome postvacacional, también conocido como depresión postvacacional. Según Adecco, uno de cada tres españoles sufre este tipo de tedio o estrés asociado a la dificultad para adaptarse a los nuevos-viejos tiempos, según se mire.

¿Cómo detectarlo? Si concluido el período vacacional al regresar al trabajo no puedes evitar sentirte en la piel del personaje mitológico Sísifo mientras arrastra eternamente la pesada piedra hasta la cima de la montaña para después verla inexorablemente rodar sendero abajo, no cabe duda: arrastras este tipo de depresión que te deja alicaído, cansado en exceso y sin ánimo para emprender nada.

Síntomas de la depresión postvacacional

Apatía, hastío, tristeza, vacío existencial, falta de energía y motivación suelen ser los síntomas asociados al síndrome postvacacional, con el que también es frecuente sufrir fatiga, insomnio e irritabilidad, entre otros problemas.

La vuelta a las responsabilidades laborales suele ser más traumática en trabajos monótonos, con jornadas maratonianas o en entornos adversos donde se sufre moobing.

Por norma general, y en condiciones normales alejadas de situaciones de acoso laboral, este estado de ánimo -que no una enfermedad- suele ser temporal, ya que no tardamos en aclimatarnos a las rutinas. Si perdura en el tiempo, se recomienda buscar ayuda profesional para ahondar en los motivos que generan este descontento.

¿Cómo combatir la depresión postvacacional?

Según un estudio de Grass Roots, la crisis económica se ha transformado en el mejor antídoto contra la depresión postvacacional.  Los altos índices de desempleo han provocado que aumente el porcentaje de trabajadores que se siente afortunado de regresar al trabajo. Aunque el contexto económico sirve de acicate para afrontar con aptitud positiva la rutina laboral, no siempre es fácil adaptarse al cambio.

La mayoría de los especialistas recomiendan volver antes de las vacaciones y retomar gradualmente rutinas como levantarse temprano los días previos a la reincorporación para que el cambio no resulte tan drástico.

Lo mejor es tomarse con optimismo y filosofía la vuelta al trabajo, poniendo sobre la balanza sus aspectos positivos. Con este fin no está de más marcarse nuevos retos y metas (tanto laborales como personales), además de respaldarse en el reencuentro con compañeros y amigos. Pasar las horas contando lo que queda para los próximos días de asueto, cual preso que espera su libertad, no resulta buena terapia. Tampoco contrastar los recuerdos positivos del verano con los momentos de estrés actual convirtiendo así en un lastre un período de descanso que debería de haber servido para cargar las pilas.

Tómate tu tiempo y no intentes sobrecargarte de tareas desde el primer momento. Iniciar hábitos de vida saludables, como la práctica de ejercicio o una alimentación equilibrada, siempre es aconsejable. Si aún así, te sientes sin fuerzas, determinados productos a base de extractos naturales como el ginseng o la jalea real permiten retomar la energía perdida.

Si además te cuesta conciliar el sueño, complementos alimenticios como Serenotte te ayudarán a descansar por las noches sin necesidad de pasar la noche contando ovejitas. En caso de nerviosismo y ansiedad, grageas herbales como Valeriana te ayudarán a relajarte.

La mejor estrategia, no obstante, pasa por ser consciente de la inexistencia de fórmulas mágicas para superar un período de adaptación. Ver el vaso medio lleno supone un esfuerzo personal que requiere mantener una actitud positiva frente a los momentos de cambio para que resulten lo menos estresantes posible. Como reza el conocido dicho: “Si la vida te trae limones, hazte una limonada”…