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Decidido ¡dejo de fumar!

Hola de nuevo, soy Begoña, y esta vez me dirijo a vosotros y a vosotras más que como farmacéutica, como ex-fumadora.

 

No existe ninguna fórmula mágica para dejar de fumar y el abandono del tabaco implica un esfuerzo personal que requiere tiempo y una firme decisión. Todos sabemos que el tabaco es malo para la salud, pero aún sabiendo esto…

 

Fumar

¿Por qué fumamos?
Cuando consumimos tabaco se crea, por un lado, una adicción física y por el otro, un hábito.
 
La adición física es debida a la nicotina. Al fumar se produce un aumento inmediato de la tasa de nicotina en sangre, provocando una serie de efectos sobre el organismo. De media a una una hora después de fumar los niveles de nicotina en sangre descienden y comenzamos a notar una sensación de malestar, que solo desaparece cuando volvemos a fumar.
 
Si la adicción física fuese el único factor, cualquier fumador que permaneciese una semana entera sin fumar no tendría que volver a desear un cigarrillo, ya que la tasa de nicotina en sangre, habría descendido a cero y no habría ninguna razón física que explicara las ganas de volver a fumar. De hecho, ¿Cuántas veces después de dejar de fumar has vuelto? Yo confieso que no tengo dedos para contar las veces que me ha pasado. Existen, por tanto, más razones que, añadidas a la adicción física, explican por qué se fuma.
Y es que fumar es una conducta aprendida, como ocurre con otros hábitos de comportamiento, tales como lavarse los dientes, las manos, …etc. Es una práctica que por repetición acaba por automatizarse y es por esto que muchas veces, nos encontramos fumando sin saber por qué o encendiendo un cigarrillo cuando todavía tenemos otro en el cenicero.
 
Por otro lado, son muchas las cosas que hacemos fumando a lo largo del día como tomar café, salir de copas o descansar en la sobremesa. Estas actividades son asociadas al tabaco y acaban provocando deseo de fumar por el mero hecho de ser realizadas. Por este motivo, al dejar de fumar tenemos que aprender a realizar estas actividades tan cotidianas sin tabaco y ya sabemos que desaprender lo aprendido no es fácil.
Además de todo lo anterior, otra de las causas por las que la conducta del fumador se mantiene es porque, cada vez que fumamos, obtenemos consecuencias positivas como: sensación de placer, relajación o alivio de los síntomas de abstinencia…pero tenemos que tener en cuenta que es el propio tabaco el que nos provoca ese estado de desasosiego que experimentamos cuando deseamos fumar.
Tipos de tratamientos
Una vez analizadas las causas que nos llevan a fumar tenemos que pensar en el momento de dejarlo…o más bien en todo el proceso. Tiene que llegar el día en el que te plantees superar este gran reto y ese día tú sabrás que puedes conseguirlo.
 
No existen tratamientos mágicos ni milagrosos que transformen a un fumador en un no fumador. Por esto, te aconsejo que te pongas en manos de un profesional para elegir el más adecuado. .
Para dejar de fumar existen métodos no farmacológicos y farmacológicos:
  • Entre los no farmacológicos destacan la  psicoterapia,  la acupuntura, el laser o la homeopatía. 
  • Entre los farmacológicos tenemos:
            – La Terapia Sustitutiva de Nicotina: que consiste en la administración de nicotina por una vía de administración distinta a los cigarrillos. Puedes encontrar este tratamiento en forma de parches, chicles o caramelos. Los parches suministran una dosis constante de nicotina. Habitualmente se comienza por una dosis alta de nicotina, generalmente en función del número de cigarrillos que fumamos al día, que progresivamente se va disminuyendo. El tiempo recomendado de tratamiento es de 8 a13 semanas y se utiliza un parche cada 24 horas. El chicle y los comprimidos suministran nicotina cada vez que los tomamos. Se pueden utilizar con una pauta fija o cuando aparezcan las ganas de fumar. Pregúntale a tu farmacéutico de confianza, para que te asesore sobre el número de dosis adecuadas para comenzar y cómo ir disminuyéndolas.
            – Terapia con Bupropion: se trata de un principio activo que actúa a nivel cerebral produciendo unos efectos similares a los que produce la nicotina, disminuyendo los síntomas de abstinencia y la apetencia de fumar. Debe ser utilizado de 7 a 9 semanas y se debe de comenzar a usar cuando aun se fuma y ya tenemos una fecha prevista para dejar de hacerlo. Aunque es un fármaco bastante eficaz y seguro, no lo pueden utilizar todos los fumadores, pues tiene algunas contraindicaciones, por lo que tiene que ser recetado por un médico quien además deberá realizar un seguimiento de todo el proceso.
            – Terapia con Varenicline: es otro principio activo que actúa de forma similar a la nicotina. Es un tratamiento que  ayuda a evitar que una recaída se convierta en fracaso. Se ha demostrado que es un fármaco seguro y compatible con otros tratamientos, aunque tiene que ser recetado y controlado por un médico, que prestará especial atención a los pacientes con alteraciones psiquiátricas subyacentes. Este tratamiento permite que durante la primera semana podamos fumar, utilizando 0.5 mg una vez al día durante los tres primeros días hasta alcanzar los 0’5 mg dos veces al día para completar la primera semana. Pasada la primera semana se debe abandonar el consumo de tabaco y empezar a utilizar 1 mg dos veces al día durante tres meses.
Consejos para dejar de fumar:
 
Finalmente, te daré unos cuantos consejos que al menos a mi me han funcionado para dejar de fumar.
– Mantén siempre una actitud positiva.
– Haz una lista con los motivos que tienes para dejar de fumar; ponla en un lugar visible o llévala contigo para los momentos de debilidad (que serán más de uno).
– Ante una situación de crisis, recuerda siempre las razones por las que decidiste dejarlo y pregúntate si merece la pena tirar por la borda todo el esfuerzo que has hecho.
– Si te decides por usar la terapia sustitutiva con nicotina y no consigues disminuir tus ganas de fumar, habla con tu médico o farmacéutico.
 
– El alcohol y el café pueden hacer flaquear tu fuerza de voluntad. Trata de evitarlos o cámbialos por otras bebidas como refrescos, cafés descafeinados o zumos.
– Trata de mantenerte ocupado u ocupada para evitar las ganas de fumar.
– La actividad física no solo mantendrá tu mente ocupada, si no que también ayudará a que te relajes y a que te sientas mejor.
– Las ganas de fumar suelen confundirse con la sensación de hambre. Si tienes más hambre de lo normal o picas más entre horas y te preocupa engordar, evita los alimentos hipercalóricos. Intenta tener siempre a mano fruta y bebe mucha agua. Verás como se puede dejar de fumar sin engordar.
– Date un capricho con el dinero que te estás ahorrando al no fumar ¡verás que bien te sienta!
 
– Si no lo consigues a la primera ¡no te rindas! Una recaída es parte del proceso. Usa la experiencia y aprende para que la próxima vez no te suceda lo mismo.
Y finalmente te digo, que después de tres años sin fumar, como recompensa he conseguido libertad y salud. ¿No te animas? Dejar de fumar no es una intención, es una decisión.
 
Begoña