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Las enfermedades más frecuentes en invierno

El 75% de los españoles padece resfriado o gripe al menos una vez al año. Ocurre con mayor frecuencia en invierno, aunque los cambios bruscos de temperatura no son el verdadero motivo de que enfermemos. La mayoría de las patologías que relacionamos con esta estación tienen que ver en realidad con la mayor probabilidad de contagio al convivir con otras personas durante más tiempo en lugares cerrados, tanto en casa como en los espacios de trabajo o en el colegio.

Aunque la patología más extendida es la del resfriado común, existen otras muchas que tienen mayor incidencia durante los meses de frío.
Patologías infecciosas:

Resfriado común: es una enfermedad viral de las vías respiratorias altas causada en mayor medida por los rinovirus A, B y C, aunque se tiene constancia de unos 200 tipos distintos de virus que pueden provocar los resfriados. Sus síntomas suelen ser dolor de garganta, moqueo, tos y estornudos.

El resfriado se puede propagar a través del contacto con las manos o al tocar un objeto que esté contaminado con los gérmenes de otra persona, así como por el aire, por ejemplo en el caso de que alguien estornude cerca.

Aunque no existe una cura para frenar los resfriados (sólo medicamentos y remedios caseros que pueden ayudar a hacer más livianos sus síntomas), no se trata de ninguna enfermedad grave y sus síntomas desaparecen al cabo de entre 7 y 10 días.

Gripe: la gripe estacional es una infección vírica causada por un virus gripal. Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su página web, hay tres tipos de gripe estacional: A, B y C, aunque los más comunes son el A y el B, que suelen ser los que se incluyen en las vacunas contra la gripe.

Entre sus síntomas están la fiebre alta, la tos seca, dolores de cabeza y garganta, abundante secreción nasal, dolores musculares y malestar general.

Aunque suelen desaparecer después de una semana sin necesidad de ir al médico, hay grupos de riesgo en los que debe haber mayor vigilancia porque en su caso puede causar enfermedad grave o incluso la muerte. Es el caso de los menores de 2 años, los mayores de 65 y personas con patologías cardiacas, pulmonares, renales o hepáticas.

Se transmite “a través de las gotículas infectadas que expulsa el paciente al toser” así como por “las manos infectadas”, según advierte la OMS.

En este mapa podemos informarnos sobre el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, con la evolución de la difusión geográfica de la enfermedad en diferentes periodos de tiempo.

pixabay

Faringitis: la principal causa de faringitis aguda suelen ser las infecciones por virus o bacterias que causan irritación o inflamación de la faringe (en la garganta) y, especialmente, de su tejido linfoide.

Entre sus síntomas están la fiebre, el dolor que empeora al tragar o al hablar, sequedad de garganta, amigdalitis y ganglios inflamados en el cuello.

Enfermedades virales como el resfriado o la gripe pueden causar dolor de garganta.

Bronquitis: esta enfermedad que se manifiesta en mayor medida durante el invierno consiste en la inflamación del recubrimiento de los bronquios, que conectan la tráquea a los pulmones, produciendo una tos con la que se puede expulsar flema o esputo.

Está causada por virus, bacterias y gérmenes como el Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia, según la web Dmedicina, pero también puede aparecer junto a una gripe de tipo A y B, cuando se inhalan productos irritantes o por culpa de un sistema inmunológico debilitado, como es el caso de las personas mayores y los fumadores.

Sus principales síntomas son la tos, la ronquera, las sibilancias, el dolor en el pecho o la fiebre leve.

Neumonía: esta enfermedad es un tipo de infección respiratoria que afecta a los pulmones, según la descripción de la OMS. Virus, bacterias y hongos pueden causar esta infección que hace que los alvéolos de los pulmones se llenen de líquido y pus, haciendo dolorosa la respiración de quienes la padecen.

Se puede propagar por vía aérea, a través de las gotículas que se expulsan al toser o estornudar, y por medio de la sangre, especialmente durante el parto.

La OMS advierte de que se trata de la principal causa de muerte de niños menores de 5 años en todo el mundo.

Factores como el frío, la humedad y la falta de ventilación pueden favorecer el contagio, que provoca dificultad para respirar, fiebre, tos, malestar general, confusión y somnolencia.

En un post anterior ya os contábamos las medidas de prevención que podemos tomar para evitar el contagio de enfermedades como el resfriado o la gripe. Entre ellos, lavarse las manos con frecuencia, descansar bien y no fumar ni beber alcohol.

En Farmacia Santamaría puedes encontrar varios medicamentos sin receta con los que conseguir que los síntomas de algunas de estas enfermedades sean más leves.

Aspirina Plus: indicado en adultos y niños mayores de 16 años para el alivio sintomático de los dolores ocasionales leves o moderados, este medicamento contiene ácido acetilsalicílico y cafeína como principios activos. El ácido acetilsalicílico actúa reduciendo el dolor y la fiebre, y la cafeína tiene una acción estimulante del sistema nervioso.

Couldina Comprimidos Efervescentes: alivia los síntomas de los catarros y gripes que cursan con fiebre o dolor leve o moderado, congestión y secreción nasal.

Cinfatós Expectorante: este jarabe está indicado para el alivio de la tos y para facilitar la expulsión del exceso de mocos y flemas en catarros y gripes para adultos y niños a partir de los 6 años.

Gelocatil Gripe: presentado en sobres, está indicado para el alivio de los síntomas de los catarros y gripes que cursen con fiebre, dolor leve o moderado, congestión y secreción nasal, para adultos y adolescentes mayores de 14 años.

Frenadol Descongestivo: este medicamento presentado en cápsulas está indicado para el alivio de algunos de los síntomas de los resfriados y la gripe, tales como el dolor de cabeza, la fiebre, las tos irritativa, la secreción y la congestión nasal para adultos y adolescentes a partir de los 12 años.

Aunque algunas de estas enfermedades como los resfriados comunes suelan desaparecer por sí mismas, hay otras como la gripe o la neumonía que hay que vigilar muy de cerca, especialmente en el caso de que quien la padezca esté dentro de los grupos de riesgo. La mejor recomendación siempre es acudir al médico de cabecera para que éste descarte cualquier complicación y nos recete el mejor tratamiento.