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Astenia Primaveral. Lo que debes saber

persona con astenia primaveral

Es posible que a lo largo de tu vida hayas experimentado períodos de mayor fatiga, debilidad o falta de energía sin que exista una causa médica que lo justifique. En ocasiones, estas variaciones físicas, que afectan también al estado emocional provocando una sensación de apatía, desgana o desinterés, pueden representar un estado de adaptación del organismo a las transiciones estacionales, esto es, a los cambios de luz y de temperatura.

Qué es la astenia primaveral

La astenia primaveral es una sensación de cansancio y decaimiento generalizada que afecta al ritmo cotidiano y dificulta el normal desarrollo de la actividad diaria. Se considera que las condiciones ambientales de la primavera y los cambios que representan respecto al invierno (el incremento de las horas de luz y el aumento de las temperaturas) pueden provocar cierto desequilibrio en los ritmos biológicos, si bien la astenia puede producirse en otras estaciones del año, especialmente en los períodos de transición.

La astenia primaveral no está incluida en el Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS, sino que se considera un trastorno transitorio que provoca una serie de alteraciones del estado general. Suele producirse al comienzo de la primavera y normalmente no se extiende más allá de unos días (o, como mucho, unas semanas), si bien los síntomas que produce pueden entorpecer considerablemente el día a día.

Síntomas

Los principales síntomas de la astenia primaveral son el cansancio, la debilidad y la falta de energía sin una causa física que los justifique. Esta pérdida de vitalidad suele venir acompañada de alteraciones del sueño, dificultad para conciliarlo, insomnio o despertares frecuentes durante la noche. Asimismo, lleva asociada la somnolencia durante el día, así como problemas para mantener la concentración, trastornos de memoria, dolor muscular o disminución de la libido.

El decaimiento y la falta de fuerza física y mental provocan, de igual manera, una sensación de apatía, desmotivación y desinterés que dificulta el desarrollo normal de las actividades diarias, incluso aunque estas no requieran grandes esfuerzos. También se describen episodios de irritabilidad, tristeza y cambios de humor frecuentes e injustificados.

Causas

Aunque no se conocen las causas concretas que provocan la astenia primaveral, se considera como factor desencadenante el cambio en las condiciones climáticas que se produce en primavera, esto es, el incremento de las horas de luz, el aumento de las temperaturas, las oscilaciones en la presión atmosférica, el cambio de horario, etc.

Según algunos expertos, los cambios en la radiación solar durante la primavera pueden provocar ciertos desórdenes en el mecanismo fisiológico normal de adaptación de nuestro cuerpo a las variaciones ambientales. En este sentido, hay teorías muy diversas que achacan la astenia a las alteraciones hormonales que se producen con el cambio de estación, lo que explicaría que tenga mayor incidencia en las mujeres que en los hombres y que afecte principalmente a la franja de edad de entre 20 y 50 años.

También se ha postulado la influencia de la luz en la producción de melatonina (la hormona que regula el sueño) y seratonina, y se ha justificado el incremento de casos a partir del aumento de las situaciones de estrés que provoca nuestro actual ritmo de vida, lo que afectaría a la respuesta inmunológica y haría al sujeto más proclive a padecer astenia.

Consejos para combatir la astenia primaveral

Puesto que no se considera una enfermedad, sino un trastorno transitorio, la astenia primaveral no requiere un tratamiento médico como tal, sino la implementación de una serie de medidas relacionadas con la dieta, la conducta y la higiene del sueño orientadas, fundamentalmente, a mejorar la calidad de vida.

Es importante descartar, en primer lugar, la existencia de otras patologías o causas orgánicas (depresión, anemia, hipotiroidismo, etc.) antes de atribuir el cansancio y la apatía a un cuadro de astenia primaveral. De igual modo, hay que considerar cada caso de forma individualizada, partiendo de un análisis de la situación física, emocional y mental de cada persona para adaptar las medidas a cada caso concreto.

En general, la forma de revertir la debilidad y el cansancio atenderá a la adopción de unos hábitos de vida saludables que incluirán una dieta equilibrada, una correcta higiene del sueño, la eliminación de hábitos tóxicos, la realización de actividad física y el autocuidado emocional.

En este sentido, se recomienda mantener unos horarios regulares al acostarse y levantarse y respetar un tiempo de descanso nocturno adecuado (un mínimo de siete horas). También es importante realizar actividad física moderada, preferiblemente al aire libre, y mantener una dieta equilibrada y una correcta hidratación.

A menudo la astenia viene acompañada de estados de ansiedad, depresión o estrés, por lo que el cuidado emocional se hace especialmente necesario. Es importante dedicarse tiempo a uno mismo, cultivar las propias aficiones y asegurarse momentos de tranquilidad, placer y reflexión a lo largo del día. Los ejercicios de relajación, la identificación de los estados de ánimo y la adopción de una visión optimista pueden ayudar a mejorar la salud emocional.

Remedios naturales y suplementos

En ocasiones, estos hábitos de vida saludable pueden complementarse con algunos remedios naturales, complejos vitamínicos o suplementos minerales que nos ayuden a paliar los efectos pasajeros de agotamiento y debilidad.

La miel, el polen y la jalea real se han usado a lo largo de mucho tiempo para combatir el decaimiento por sus propiedades energizantes. Esta última se considera, de hecho, un reconstituyente natural por su elevado contenido en vitaminas, minerales, aminoácidos esenciales y fosfolípidos.

En las farmacias podemos encontrar una gran variedad de productos a base de estos complementos alimenticios, así como otros suplementos naturales a partir de plantas medicinales (ginseng, guaraná, espirulina).

También existen complejos vitamínicos que pueden ayudar a recuperar la energía, si bien deben usarse solamente cuando existen estados carenciales, preferiblemente bajo prescripción médica.

Cuándo consultar a un profesional

Cuando los síntomas que asociamos a la astenia primaveral se prolongan más allá de unas semanas, se intensifican con el paso del tiempo o no mejoran con la adopción de medidas higiénico-conductuales, es necesario acudir al médico para descartar la existencia de alguna enfermedad.

El cansancio persistente, la fatiga, la apatía o la tristeza son síntomas que pueden asociarse a muchas otras patologías de carácter físico o emocional, por lo que la evaluación médica es especialmente importante cuando estas alteraciones se hacen persistentes o llevan aparejados otros síntomas.